Estirar un músculo consiste en elongar sus fibras al máximo,
hasta su límite, es decir, separar el origen de la inserción para aumentar la elasticidad y la flexibilidad del músculo.
Aunque la efectividad de los estiramientos no esté
plenamente fundamentada en ningún ámbito, la corriente mayoritaria entre los
expertos es que su uso a la hora de prevenir y/o tratar una lesión es positiva.
En el ámbito de la Fisioterapia, hay varios casos en los que están indicados los estiramientos, como por ejemplo después de una inmovilización prolongada, para tratar adherecias intra o intermusculares, en caso de haber contracturas,... entre otras. Además, siempre que no haya contraindicaciones, se pueden utilizar terapias adyaventes tales como la masoterapia, la terapia manual articular, la termoterapia (superficial o profunda) o la crioterapia.
Su objetivo es aumentar el rango de amplitud articular, mejorar la sinergia entre la musculatura agonista y antagonista, prevenir la atrofia y/o degeneración tanto muscular como articular por desuso o inmovilización, y mejorar la calidad de regeneración tisular del músculo y del tendón.
Los efectos que se quieren conseguir a nivel terapéutico son los siguientes: aumentar la elasticidad y flexibilidad, ayudar a la reparación tisular de músculos y tendones, mejorar la propiocepción, disminuir el dolor y el tono muscular, y mejorar los planos de deslizamiento profundos.
Hay diferentes maneras de clasificar los estiramientos, como por ejemplo según la tensión aplicada (activa o pasiva). En nuestro caso, el estiramiento que vamos a realizar se denomina pasivo tipo I. Consiste en estirar las fibras musculares a partir de una fuerza externa, ya sea por el terapeuta o por el paciente, sin activación muscular.
En el ámbito de la Fisioterapia, hay varios casos en los que están indicados los estiramientos, como por ejemplo después de una inmovilización prolongada, para tratar adherecias intra o intermusculares, en caso de haber contracturas,... entre otras. Además, siempre que no haya contraindicaciones, se pueden utilizar terapias adyaventes tales como la masoterapia, la terapia manual articular, la termoterapia (superficial o profunda) o la crioterapia.
Su objetivo es aumentar el rango de amplitud articular, mejorar la sinergia entre la musculatura agonista y antagonista, prevenir la atrofia y/o degeneración tanto muscular como articular por desuso o inmovilización, y mejorar la calidad de regeneración tisular del músculo y del tendón.
Los efectos que se quieren conseguir a nivel terapéutico son los siguientes: aumentar la elasticidad y flexibilidad, ayudar a la reparación tisular de músculos y tendones, mejorar la propiocepción, disminuir el dolor y el tono muscular, y mejorar los planos de deslizamiento profundos.
Hay diferentes maneras de clasificar los estiramientos, como por ejemplo según la tensión aplicada (activa o pasiva). En nuestro caso, el estiramiento que vamos a realizar se denomina pasivo tipo I. Consiste en estirar las fibras musculares a partir de una fuerza externa, ya sea por el terapeuta o por el paciente, sin activación muscular.
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